Todo el equipo trabaja unido, formando una piña y el cliente es parte de ella.
Los equipos de trabajo deben ser pequeños (-7 personas).
El análisis no es exhaustivo. El propio progreso de la implementación
es el que nos ayuda a terminar de descubrir los “pormenores”.
El analista de negocio cambiará los cientos de páginas de documentación por tests de aceptación que entienda el cliente y los apruebe y la máquina los valide.
El código pertenece a todo el equipo y cualquier desarrollador está en condiciones de modificar código escrito por otro.
Reuniones periódicas del equipo, a ser posible diariamente y si no, al menos una vez a la semana.
La superación de obstáculos imprevistos tiene prioridad sobre las
convenciones o reglas generales de trabajo preestablecidas.
Las grandes decisiones de arquitectura las toma todo el equipo, no
son impuestas por el arquitecto.
La aplicación se ensambla y se despliega en entornos de preproducción a diario, de forma automatizada.
Las baterías de tests se ejecutan varias veces al día.
Los desarrolladores envían sus cambios al repositorio de código
fuente con frecuencia.